Se encuentra a 57 Km de Madrid y a unos 2 km del casco urbano del pueblo de la Cabrera, el cual es accedido por la autopista A-1. Enclavado en un paraje agreste, a unos 1.190 m sobre el nivel del mar, en la laderas del Cacho gordo de la Sierra de la cabrera, un islote montañoso cuya cota más alta es de 1.564m y de caprichosas rocas graníticas, formada ya hace más de 500 millones de años, perteneciente a la vertiente meridional de la Sierra de Guadarrama.
El convento esta rodeado por amplias y bellas panorámicas, las cuales se pueden contemplar desde sus jardines, además de una rica y variada vegetación de matorrales, árboles y arbustos.
Multitud de restos arqueológicos permiten reconocer en el entorno montañoso la presencia del hombre prehistórico (Cancho gordo), así como una población visigótica (Cerro de la Cabeza). Quien se podría imaginar que la Sierra de La Cabrera hubiera sido hogar del hombre en los años remotos de la Prehistoria. Un hecho sin mayor relieve convirtió en dato histórico lo que no era ni sospecha.
Antes del invierno del año 1991 (año en que llego la primera Fraternidad Franciscana al convento), el empinado sendero que desde la entrada del convento alcanza la cima del Cancho Gordo, ya era familiar para uno de los hermanos de la Fraternidad. Algo le sorprendió desde las primeras subidas: sembrados por la ladera aparecían abundantes fragmentos de cerámica y pequeños utensilios de piedra. Sin duda, se encontraba ante un yacimiento de época prehistórica.
Con parte del material recogido en superficie se formó un pequeño museo en la biblioteca del Convento, cediéndose el resto alAyuntamiento de La Cabrera. Ha sido este material el que ha dado a conocer el yacimiento del Cancho Gordo, si bien ya aparecía inventariado en la Carta Arqueológica del término municipal de La Cabrera realizada en 1989.
En la misma Carta Arqueológica quedaba inventariado el yacimiento del Cerro de la Cabeza, al sur del Cancho Gordo y a 1257 metros de altitud. Es un poblado fortificado con posibles orígenes en la Edad del Hierro (1100 a. C.) Las actuales estructuras corresponden a un asentamiento hispano-visigodo, cuya existencia probablemente quedó truncada en el siglo VIII con la invasión árabe.